Por encima de esto, imaginemos el pulso acelerado, las esperanzas de cambio, en vista de los eventos justo atravesando el Canal para la gente joven, los obreros en los países vecinos en donde los eventos de Mayo-Junio golpearon como un rayo. En Italia, por ejemplo, Paul Ginsborg, un notable historiador de ese país, escribió después que los efectos de los eventos de 1968, junto con la erupción de la revolución, se reflejaron particularmente al año siguiente en el ‘otoño caliente’ de 1969. El escribió: "Ahí siguió el más extraordinario período de fermento social, la temporada alta de acción colectiva en la historia de la república. Durante este periodo la organización social de la sociedad italiana fue retada en casi todos los niveles. Ningún momento en Italia igualó en intensidad y potencial revolucionario los eventos de Mayo en 1968 en Francia, pero el movimiento de protesta en Italia fue el más profundo y duradero en Europa. Se esparció a las escuelas, universidades y fábricas, y de ahí salió a la sociedad en general" (Paul Ginsborg, A History of Contemporary Italy, p298.)
Rossana Rossanda, una de las editoras fundadoras de la revista de ala izquierda, Il Manifesto, nos dio un vistazo del poder de la clase obrera. Ella escribió en Junio de 1969: "La paradoja es que el ‘otoño caliente’ italiano de 1969 estaba empezando. En vez de empezar como es común después de las fiestas, fábrica tras fábrica estaban siendo ocupadas por los obreros, con la gran planta de Fiat a la cabeza. Aún así el PCI (Partido Comunista Italiano) estaba enteramente concentrado en nuestro caso (por expulsión del PCI). El Otoño Caliente fue la más larga, más sofisticada lucha industrial desde la guerra –no sólo una huelga, los trabajadores tomaron el proceso de producción por completo en sus manos, empujando a un lado la jerarquía gerencial. Y este no era un grupo experimentado, probado por décadas de represión, sino jóvenes obreros, frecuentemente no calificados, cuya educación era el resultado del caótico desarrollo de la sociedad en la que crecieron, que habían tomado algo de las resonantes protestas estudiantiles del año anterior y las habían hecho suyas.
"¿Era una revolución lo que los jóvenes obreros tenían en mente cuándo marchaban a través de las puertas de las fábricas y tomaban las líneas de producción? La decisión corrió como pólvora encendida de planta en planta: ellos están peleando para cambiar su trabajo, para mantenerlo en sus manos. Ellos se sacudieron el hábito de obediencia. Cuándo hablaban en las asambleas, los lideres tenían que esperar por el micrófono como el menos calificado de los obreros, tal y como en el Odeón en Paris el año anterior, pero sin ese sentido de pulverización. Estaban en su propio lugar, hablaban de cómo las cosas se habían hecho hasta entonces, que no iban a tolerar, como se podían hacer las cosas. Las apuestas eran muy altas, difícilmente podría haber un reto mayor para el capital. Los medios lo sabían, primero estaban muy contentos de ver al PCI y los sindicatos sobrepasados, después se asustaron". (Rossana Rossanda, The Comrade de Milán, citada en la revista New Left, Enero-Febrero 2008).
0 comentarios to 6.- RADICALIZACIÓN EN ITALIA
Publicar un comentario